No tenemos raíces,
divagamos
en el mar infinito
de la historia,
nuestra senda es la huella
que trazamos
con sudor, con dolor
y desengaños
en la piel de los tiempos
sin memoria.
Nuestras ramas
se extienden hacia el cielo
como brazos
en busca de otros brazos,
ramas bordes
sin flores y sin frutos,
leña seca
para el hogar del diablo.
Ni seremos ni fuimos
porque apenas
si podemos decir,
¡acaso somos!.
No marcamos nosotros
nuestro rumbo
ni dejamos legados
en el mundo
que otros puedan seguir
¡pasamos solo!