La Democracia me preguntó:
Y tú, ¿Qué piensas de mí?
Me cuesta demasiado
darle una respuesta satisfactoria.
Entonces se me ocurrieron algunas ideas
y las puse por escrito:
A ella le gusta
que le digan este tipo de cosas.
Hermana Democracia:
Tú eres el resultado
de decisiones reflexionadas
en igualdad de condiciones.
El pensamiento que te inspira
hace visible el bien común
y la fe en la dignidad humana.
Tu espejo preferido
es el de los Derechos Humanos
y no soportas maquillajes.
Tu voluntad se afirma
entre la claridad del juicio
y la hondura del sentimiento.
No rechazas los dilemas,
más bien los acoges
en tu inagotable imaginación creadora
y tu capacidad permanente
de renovar el entusiasmo.
Rechazas con estupor
a los que se autodefinen
tus protectores trascendentales
y ensucian tu rostro
con el afán de poder y riqueza.
Tú generas iniciativas de innovación
en el patrimonio de las personas libres.
Yo le dije estas cosas
y se me ocurrieron algunas más,
pero preferí callar
porque no quería aburrirla.
Y me fui a mis tareas pendientes
para poder dormir tranquilo.
E.D.A