Miguel de Cervantes vivió en Sevilla. Una parte de su estancia en la cárcel. Vivir en el infierno y en la gloria es maravilla Miguel de Cervantes no era un ángel. Tuvimos suerte porque no pudo irse. El quería embarcar para América. No quería estarse quieto y pudrirse. Ni caer en manos de una bruja maléfica. Cervantes era recaudador de impuestos. Pero por hacerle un favor a un labrador. Los resultados fueron funestos. No se perdona una deuda al mal pagador . Lo increíble es que no perdiera el humor. A pesar de meterse en tantas batallas. Se sabe poco de su pasión o su amor. Para lo que no le faltarían agallas