Maraña de cabellos que sin fin arrastran,
Anudando una verdad,
Adentrándose en los suburbios
De una torre olvidada.
Pilas de ladrillos, frío escombro
Que de ti me aparta; sintiendo un abismo
Que calmo, jamás se extingue.
Y cuanto que más vasto es,
Más cercano se torna tu sentir al mío.
Cada vez que pareces asomarte,
Mi alma se abate en ciegas transformaciones
Que noche tras noche me torturan.
¿Cuánto tiempo distas de mí,
Pequeña belleza taciturna?...
¿Cuánto espacio nos divide,
Insondable princesa de mis días más remotos?
…¿O es que nada nos distancia,
En las manos de la muerte?
Donde el tiempo y el espacio
Se esfuman en un eterno eclipse
Habitante en nuestra creación,
Concisa y desquiciada.
Bajo el Sol ennegrecido tu nombre pronuncié,
Recordando que no te dejaré ir otra vez,
No otra vez, posesa ninfa que en mí fue sepultada.