Una gota de lluvia brota desde el pozo profundo del cielo;
Ríe triste por el corto aliento que suspira sobre el contorno de tu piel;
Deja huellas luminosas que se transforman en sombras;
Pero se adhiere con suave delirio, caminando en detalles como la miel.
La gota cae, como el rocío en el árbol de primavera;
Atravesando desde lo alto tu piel de montañas poderosas;
Donde el eco de la noche se incrusta en pasión espontánea;
Aflorando en calor de hembra pura, de hembra hermosa.
Esa gota vive, revive, vuela entre mis manos sudorosas;
Se pega a tu carne, se pega a tus huesos;
Mientras rueda sigilosa hacia mis labios sedientos;
Pero al cerrar mis ojos, la gota rueda ciega al final del pozo.-
Pero vuela, como gota de lluvia que busca y encuentra;
Viento desde el cual renace una y otra vez;
Buscaría cantar el mismo sonido de esa gota;
Atravesando mudo hacia el camino de tus rosas.-
Finalmente;
Por eso me quedo sordo con el disparo de cada uno de tus besos.