Frágil se ha vuelto
mi tranquilidad
Quizá es que razono
con inquietante
profundidad.
La ANGUSTIA es
enemiga de mi sonrisa.
Pensar en lo que podríamos
llegar a vivir
me ayuda a comprender
que necesito de Dios.
Gotas de miel,
de vino y tinta
china
caen de mis ojos.
La sonrisa se dirige
al lado de la ilusión,
pero siempre va
de la mano de Dios.
Es largo el tiempo
y angosta la paciencia
Mi sentimentalismo
vuela con alas de versos.
No queda más que
confiar en la dicha
de mi esencia.
Mis dedos juegan
con la pintura
de mi deseo.
Dios me ayude a cargar
estos acordes
melancólicos.