Todo se vuelve movedizo, un ascuas,
como tormenta, como noche profunda,
al contacto de ti, al tocar tus labios.
Eres tú la sustancia de mi fuego indomable
Cuando te beso lo incógnito del mundo
se torna transparente como un cristal
cuya fragilidad sólo se iguala al tiempo
quebradizo que canta al besarnos tú y yo.
Eres quien da la vida a mi naturaleza.
La lluvia que me moja. El sol. La luna
la envoltura y cobijo del amor puro que es el mío,
el que siento por ti, mujer de flor, mujer de manantial.
Sólo una cosa pido:
amarte cada vez, y cada vez amarte
más como si no hubiera más infinito
que tu propio infinito, amor de mi alma.