En el gran paraíso del edén,
armonía y felicidad se sintió,
pues no existió ni envidia ni apatía;
y el hombre junto con la naturaleza
en sencillez y gozo vivían
Pero la sombra de la vacuidad
asechaba consumiendo a nuestro Adán;
saberse estar rodeado por los animales,
que alegres jugaban a la par
causándole un inmenso llanto eterno
y que así parecía jamás cesar.
Pero cansado un suspiro al cielo lanzó
y el amor del todopoderoso
un buen dÍa su delirio escuchó.
Arrancándole un destello al firmamento
en una esplendorosa ánima convirtió
despojando parte de su ser
un voluptuoso cuerpo, él, engendró
y dándole el misterio de un bello piélago
un enorme corazón fue concedido.
Adán extasiado la miró
trémulo pero ansioso preguntó:
¿Este ser puro cuan ninguna criatura,
de voz melodiosa, así el cantar de las aves
y un rocío que yace en el mar;
deslumbrante como un amanecer,
pequeño querubín de ti mi señor;
cual será el nombre que tu le has de conceder?
Le daré un nombre y este será eterno
que jamás su significado cambie
pues aquel será el único ser electo
que con sosiego una nueva vida creará
la paz a este gran mundo traerá
y con ella mi amor se sentirá.
Mujer, será, y así tú la has de llamar
y será tu compañera a la eternidad.
Esta la ultima y la mas grande creación
que con el tiempo aun su fulgor no perdió
pues sigue causando la misma inspiración
en aquellos que aun se atreven a soñar.
Mujer, sinónimo de fortaleza y sencillez
tu belleza ilumina nuestro diario amanecer
os damos gracias a ti y a nuestro señor
por otorgarnos el obsequio de tu gran amor.