El cisne gris
avanza por el lago
un tanto triste.
Busca en la tarde
la estrella de sus sueños
y no la encuentra.
Un cisne negro
se muestra en la distancia
con cuello altivo.
Es otro cisne,
con ojos soñadores,
que también busca.
Plumaje añil,
con trazos blanquecinos,
lleva de traje.
Dos esmeraldas,
están en sus pupilas,
cautivadoras.
El cisne gris
añora la mirada
que ahora le falta.
Y aquellos ratos
que fueron compartidos
mientras nadaban.
Quizás, por eso,
el lago se contagia
de esta nostalgia.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/19