Juana
toma el sol
en su cara feliz
se nota el amor
de dos manos cálidas
que la acarician
diciéndole palabras
dulces
como aquellos
que de niña se disolvían en su boca.
Juana
allí sentada
ajena a todo
solo está al sol tibio
dejando enamorarse
por esas manos
en su rostro
en la tibieza del pecho joven
en esas ganas de volar
de tomar las manos
con las suyas
de abrir los ojos
y verlo a él
ausente por que se fue lejos
y prometió el regreso
para amarla
como dijo que haría.
Juana
está sentada
y el sol
la está enamorando.