***Los Sonidos de Dios***
Hizo de la soledad su religión
aun sabiendo que una legión
de silencios le acompañaba.
Las vibraciones del viento era
los suspiros de Dios hablándole,
su sordera le había permitido
aprender a leer los labios de Dios.
Murmullos que luego transcribía
y los convertía en fantásticas
sinfonías que trascienden al alma.
Su sordera progresiva se trocaba
en bendición y maldición,
bendición porque le permitía
escuchar la voz de Dios…
Maldición porque no conseguía
escuchar su propia obra…
Sabía que la adulación
es una dulce ilusión,
que tarde o temprano
amarga y enluta el alma.
El silencio ponía vibraciones
Interiores que sosegaban
y aplacaban las rebeldías
de su corazón…
Por eso escuchar a Beethoven,
apreciar su legado es como
un arrullo de paz y un torbellino
de pasiones desencadenadas
que estremecen el alma…