Anoche te soñé toda de blanco vestida
de tu albina veste con vaporoso cendal,
semejabas inmaculada diosa lilial
que a esta miserable tierra fuese descendida.
Tu impoluta imagen ante mis ojos surgida
era de una hermosura y de un esplendor tal,
que en este mundo no se encontrara otra igual,
pues irreal parecías toda de blanco ceñida.
De tu cándida figura quedé enamorado,
por la flecha del amor mi corazón herido,
en aquel instante ante ti me hubiera rendido
feliz de ser el amante más afortunado.
En el amargo despertar deseé la muerte,
te busqué por todas partes y no logré verte.
Suspiros y sueños de amor