Mi respiración la aguanto
en admiración silenciosa,
tu mirada hacía la estrellas,
para no perturbar
En mi mente
con discreción de puntillas camino
por los contornos de tu rostro,
allí, donde la belleza mora
Nuestro amor el favor no encontró,
Shakespeare bien conocía nuestra pena,
tu semblante claro, el mío más oscuro,
intolerancia nuestra suerte dominó
Me retiro
sin darse cuenta de mi presencia,
cual lágrimas en la lluvia de abril
arrastradas en el olvido
©®
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