A la madrugada, justo a la hora del elixir, he extendido la mano a través de la ventana, en aras de pescar el dulce sueño de las gotas celestiales, que a esa hora caen del firmamento a la tierra.
Perlas finas de amor divino deslizaron entre mis dedos, y entre ellas, atado el nudo invisible que entrelaza tu corazón y el mío. Le vi brillar, al resplandor de la luna y al reflejo del iris de mi hermoso gato blanco.
Cuando el amor yace dormido, su luz ciega, y al despertar, resplandece al compás de la alborada y la luz de las estrellas.
Le até con delicadeza a mi pecho, e ipso facto, un arco iris de melodías se extendió ante mis pupilas.
Dulces letras de amor cobraron vida, y la sangre enalteció entre mis venas. Y de éste corazón destiló al tuyo, tiernas gotas de amor.
* Imagen tomada del muro de Islam Gamal.
Luz Marina Méndez Carrillo/14082019/Derechos de autor reservados.