(Todos los seres tienen su cielo)
Me había olvidado lo que era asumir una pérdida.
Me había olvidado por completo lo que duele llorar las ausencias a escondidas.
Y se me imposibilita asimilar que ya no habrá tardes de plaza, ni saludos de bienvenida o despedida.
No habrá más besos,
Ni más alfombras de pelos en mi ropa
Caigo en la cuenta
Que nunca más tendré tu fiel compañía.
Ni volveré a sentir tu olor distintivo.
¡La pucha! No volveré a sentir tu amor desmedido.
Me había olvidado que el sollozo desconsolado era mi manera de asumir tu pérdida y me dió lugar a comprender, los incomprendidos procesos naturales.
Es ahora cuando mi egoísmo aflora, se multiplica y se propaga
Y lo único que se me ocurre en mi idea vaga
Es negociar con cualquier querubín
Para que me dé algún que otro momento atesorado,
Acompañado de la detención del tiempo.
Me gusta pensar que voy a volver a verte...
(Del otro lado o donde sea, basta con que me reconozcas o me recuerdes )
Las lágrimas ya distinguieron ciegamente tu ausencia,
No es otra cosa que la aceptación de tu partida.
Me asalta una tristeza disfrazada de congoja.
Hoy solo tengo estos versos tatuados para inmortalizarte en mi recuerdo.
Y aunque en ellos si te encuentre
No te olvidaría
Ni aunque prescinda mi memoria Leia.