Huyendo del domador
un tigre se escapó del circo,
pensó que viviría mejor
sin carpa, látigos, ni gritos.
Prefirió vivir a su manera
mostrando sus hábiles destrezas;
seguir siendo verdadera fiera
y cazar sus propias presas.
Este mundo el que triste vivo,
decía el tigre en sus adentros,
viviendo en un circo cautivo
no me siento vivo, sino muerto.
Estoy cansado de tanta gente
que aplaude y grita en las gradas
quiero vivir en mi propio ambiente,
donde viven los Tigres de Bengala.
Yo hice una simple reflexión
y al tigre de inmediato comenté
piensa bien amigo, esta cuestión
no vaya el asunto salirte al revés.
El dueño del circo en su ambición
y su grosero afán de lucro
te ha salvado de la extinción
y creo que ni lo supo.
Pues al mantenerte cautivo
te ha salvado del desastre
de que el hombre sin sentido
vaya a la selva y te mate.
Y el tigre de inmediato se regresó
y volvió a internarse entre rejas
y mientras esta fábula termino yo,
allá el circo, su dueño festeja.