Un violín suena
en la tarde dormida
se desgája una lágrima
y un suspiro que se tira
caminamos por los campos
llenos de entretejido follaje
suena a los lejos
el agua de una fuente
que vibran sus notas
cuando el agua cae
en el suave cristal
hasta el sol se mira
las huellas cansadas
de los eternos caminos
quedan grabadas
en mentes de campesinos
¡ quien pudiera vivir
al lado de esa fuente
escuchando el dulce violín...!
Las zarzas llenas de moras
colgando en la alacena
los suspiros del viento
el camino serpentéa
y el corazón se recrea
en lo alto del firmamento
fogoso el día
quema hasta el aliento
de la alondra en su cantar
palidéce hasta el desierto
este paisaje que se lleva
dentro, muy dentro
entre las entretelas del alma
guardo su mirada un momento
lleno de zarzas, piedras y espinas
yo recuerdo, este camino blanco
cardos, arena y siléncio
y me paro a la sombra
a escuchar los acordes
de ese bello instrumento
ese violín del alma
que quema hasta el aliento...
Y el suave ruido del agua
en mis sienes caracolea
en la fuente del camino
de ese camino que lleva
por la senda del viento
mas allá de las estrellas,
mirando el cielo azul
la fuente ríe y canta
como si tubiéra
ese violín en la garganta
ese violín que suena
ese violín del alma...
SI YO TE LLAMO Y VIENES...
Si yo te llamo y vienes
pongo un beso
en la comisura de tus labios
frescos, siempre frescos
y sonríen entre las ramas
los florecidos cerezos
travesuras del alma
que suspira en siléncio
entre las nieves doradas
doradas de tu pelo
pasa mi soledad y descansa
de la vida y su ajetreo
en el cielo azul te tus ojos
te miro y me recreo
tus manos entre las mías
suaves como terciopelo
son mis rosas encendías
que yo cuido con esmero
látigos de amor
en mi honda fantasía
yo me miro en tus ojos
y veo amanecer el día
entre los amarillentos rastrójos
se esconden las penas mías
que se posan en tus labios
y quedan derretídas
en la música suave
de tu garganta tan fina
olorosas las notas
de canto de golondrinas
ya se duerme la tarde
las luces están ya encendidas
en el pálido horizonte
hace sombra hasta el monte
pero suena en la lejanía
un violín y una fuente
llena de gotas divinas
de ese violín del alma
que tocará eternamente...
Cuando yo beso tu frente
tan límpia como el cristal
allí sus notas permanecen...
En mi cantar...