Joven dama
de corazón valiente...
que cabalgáis silente
sobre montura grana;
¡Dónde yace...
vuestra pálida belleza,
sino sobre el corazón
herido...
de vuestro pecho mudo!;
¡Dónde mora...
vuestro caballero infame,
que desnuda os suelta...
sobre el barro sucio!;
Sobre las piedras
mustias...
de una sociedad desierta,
vence su cálida
mirada...
a su corazón impuro.
(¡Qué nadie ose
clavar su pupila...
en tan generosa dama !;
¡Qué nadie critique
tan pródiga,
y desprendida entrega... !;
Pues quien posase
sus enardecidos ojos...
perderá la vista,
ante tal afrenta.