Cuando comienza a caer la noche
y el sol se pierde en el horizonte,
los pájaros vuelven a sus nidos
para el encuentro de cada día
con sus poyuélos y escuchar sus
gemidos, por sentirse solos mientras
el viento del norte mece el árbol,
que los cobija, sirviendo como casa y techo
mientras vivan y ese árbol este de píe.