EL SOL SE VISTE DE BRONCE
Furtiva se fue la noche
envuelta en su negra manta,
dando pasos de locura
entre la niebla acolchada.
La Luna sigue su sombra
con sigilosa mirada
y se ordenan los planetas,
para que renazca el alba.
Vigilantes los luceros
contemplan la madrugada,
como guirnaldas lumínicas
suspendidas de la nada.
Los seres nocturnos hablan
con simbólicas palabras
y los amantes se arrullan,
como aves enamoradas.
Vive el silencio entre sueños
mullido sobre las sábanas,
mientras taimados sonidos
sobre la piel se derraman.
Lenta respira la noche
con latidos de templanza
y soñando realidades,
se desperezan las hadas.
Sopor que apaga el instinto
o que soñando se fragua,
azuzando al sentimiento
para la sutil batalla.
Quejidos de pura seda
que paralizan y exaltan
y versos entre los pliegues,
de ininteligibles hablas.
Sigilosa la nostalgia
que va bebiendo del alma,
con los labios entreabiertos
para que el aliento salga.
La piel sudorosa calla
sobre la carne que habla
y los vapores del tiempo,
se acoplan sobre la almohada.
Temblores en las mejillas
que sobre el rostro se afanan,
dando color a lo pálido
y seda a la áspera calma.
Vibra la sombra sin miedo
para afrontar la mañana
y el corazón cobra fuerza,
con la luz de la alborada.
El Sol de bronce se viste
con reflejos de oro y grana
Y en la vida filigranas,
para emprender la pisada.
La sombra se da la vuelta
para regresar mañana.
A.L.
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04/11/2019