¿Recuerdas cuando íbamos a la orilla del mar
para respirar los dos juntos el salado aroma
y luego ascendíamos por una suave loma
para divisar mejor desde ella la altamar?
¡Cuántas veces allí solíamos contemplar
el tímido vuelo de alguna blanca paloma,
que temerosa se posaba en la maroma
de un velero que pasaba por allí al azar!
Mis labios probaban depositar con ardor
en tus rojos corales un ósculo de amor
para así sellar la pasión que nos embargaba.
Con una sonrisa girabas tu linda cara
para que yo tus ardientes labios no besara,
mientras mi corazón por tu amor se desangraba.
Suspiros y sueños de amor