El reloj que marca
que ya es medianoche,
la trinchera en calma
por un rato nomás,
el joven que mira
a la vieja luna,
mientras le pregunta
el buen DIOS...¿dónde está?.
Dejó en su pueblo
sueños y una novia,
planes que quedaron
en la oscuridad,
porque tres loquitos
se creen los dueños
de marcarle pautas,
a la…humanidad.
Se siente cansado
de poner el pecho,
por cosas ajenas
a su convicción,
el quiere una vida
que tenga sentido,
y no arriesgarla
al divino...botón.
Nunca una bala
a arreglado al mundo,
la opinión y el disenso
es la única razón,
habrá siempre escollos
no es fácil ser justos,
pero todo es posible
Con amor…y pasión.
Mientras esto piensa
el enemigo avanza,
son seres que sienten
miedos como él,
tienen madres, novias
también ideales,
más la puta guerra
tira...el espinel.
El fuego es intenso
las balas que buscan,
hay voces de mando
que ordenan marchar,
el muchacho sueña
con ver a su amada,
se oye un lamento
y un triste...final.
Boris Gold (simplemente…un poeta)