PROFUNDA MELANCOLÌA
El canto de la alondra para qué querer callar,
si con canto, o sin canto...
mi tristeza no se va.
La caída de la tarde que se tiñe con el mar,
no es lo mismo que mi vida que se tiñe en soledad.
Si el sol que a mí me alumbra no quisiera alumbrar más...
que me envuelvan las tinieblas en completa oscuridad.
Para qué apurar mis pasos en la tierra de mi heredad,
ni siquiera tengo un muelle, ni un mar en dónde anclar.
Un cielo con estrellas para què querer tener…
si no tengo quien me inspire, si no tengo a quien querer.
El murmullo de las aguas ya no quiero silenciar,
porque así grite tu nombre sé que no me escucharás.
Para qué acercar la imagen que proyecta el horizonte,
si con ello no vislumbro tu nombre, ni a ti ¡hombre!
Te alejaste de mi vida sin adiós ni despedida,
no sabiendo que dejabas en mi alma honda herida.
Felina