el vaho se eleva
en la estancia sobre los muslos rojos
hay dedos felices
de dos
provocando panales erectos
baja la miel
por los cuerpos se enreda
en las manos
en los senos
el beso inicia algo hermoso
que consume
las piernas y enamora
las almas todo se enciende
la vida se entrega
enredada en abrazos
fogosos
perfectos
la piel no es más
cualquier masa desconocida sino deseo
y voluntad
que sucumbe únicamente
ante el amor
Amor... solo amanezco por ti
sabes hacerme temblar
cuando tus besos me das
vuelve a mi lado por Dios
tengo incrustado el dolor
mi boca anhela rozar
los pétalos de tu piel
desnuda mi alma está
como una estrella sin luz
siento la eternidad
la noche dentro de mí
la gloria de tu mirar
buscan mis ojos tener
cada nuevo despertar