Soy una perdida, sentenciada a vivir en tus pensamientos.
Se vistio de fe mi incredulidad. Tapando con sonrisas mis lagrimas y dibujando mundos enteros en cada palabra preñadas de mentiras.
Aprendí de memoria tu cuento, tus gestos y hasta lo que decias al estar en silencio.
Estudié con determinación tu juego de poder.
Estoy encarcelada, privada de libertad, mis sentidos no pueden salir de tus prisiones.
Liberarme y olvidaré con otros besos tus memorias, me vestiré de otra piel y mis manos ya no estarán frías.
Soy una perdida, sentenciada a vivir en tus pensamientos.