Cabizbajo está mi anhelo
de tu piel y de tu pelo,
rendido a la carencia
que de ti ahora tengo.
Es martirio este despojo
de tus besos y tu aliento,
que me pienses mi adorada,
es mi ultimo contento.
Soy hiedra abrazando piedra
aferrado a tu recuerdo,
en cada día y cada noche
entre dulzuras y tormento.
Sé que no tendré aurora
que me despierte de mi sueño.
Condenando a no tenerte,
siempre deseando ser tu dueño.
Siempre habrá sentimientos
en el interior contenidos,
revolviendo las cenizas,
avivando los sentidos.