En la víspera de las elecciones,
con tal de llevarte mi papeleta,
te pones a cantarme una saeta
por dar veracidad a tus sermones.
Pintándome bicocas a montones
sin que se te ponga roja la jeta,
quieres hacerme caer en tu treta
para sonsacarme el voto a tirones.
Y una vez te llevas al huerto el cetro,
te acomodas al lujo de la corte
olvidándote de tu juramento.
Truhan sin credenciales, vade retro
con tus trolas carentes de soporte
y deja de tratarme cual jumento.