No se sorprendan ni espanten,
En toda casa que hubo vida
Se halló la muerte,
Y de no ser así
No se habitó lo suficiente.
No está la casa embrujada
Es tu mente asustada,
La cognición de ser
El próximo cadáver inerte,
El futuro fantasma deambulante,
Como rupestre decorado
En el condado
Que ya no te pertenece,
Ofrendado para que lo disfruten
Los que ya no pueden verte,
Ni extrañarte ni sentir
Tu ectoplasma circundante.
Y no es solo tu casa
Todas las ciudades
Son cementerios,
Y edificamos sobre
Antiguos huesos,
Capas y capas
De un pasado permanente.
Y sus celebraciones
Son futuros funerales,
Nuestras ropas siempre
Deberían ser tonos negros
En ademan de estos avisos
Naturales y crueles.
Mientras la parca
A la par camina,
De cita en cita
Robando la dicha
Cortando la brecha
Moviendo las clavijas
De sus sepulcrales relojes.
Mas no te enojes
Cuando la veas
Encapuchada espiando
Por tu ventana,
Está furiosa esperando
Sabe que hoy a tu casa
Tarde has llegado.
Renacuajo asustadizo
Tu plazo ha expirado,
Exhala el ultimo aire helado
Tu tiempo ha acabado,
De tu vida no tienes los rieles
Así que nada te lleves,
Devuelve las llaves
De tu limbo privado
Tus recuerdos vejados
De tu casa embrujada
Por tu propia alma anclada.
JULIETA IALLORENZI
PATENTADO EN SADAIC Y DNDA
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS