ENTRE ATAJOS Y VEREDAS
De proporciones hercúleas
la intransigencia que aflora,
cuando el odio se transmite
como un virus que devora.
Soez desprecio al distinto
que en la misma tierra mora.
Encubiertas amenazas
veladas entre las sombras.
Senderos del pensamiento
poblados de ideas lúcidas
o de espesas hojarascas,
que impiden ver lo desnudo.
Caminos de tierra ácida
que se comen lo nutrido
y sinuosos vericuetos,
en lo siniestro sumidos.
La idea va caminando
con muletillas de sombras,
de puntillas sobre alfombras
de arenas que la devoran.
Sembrada sobre el vacío
de cabezas trasnochadas
y en los grises enquistada,
como pavesas que flotan.
Hundida en la cerrazón
se acomoda al corazón,
para seguir su latido
y hueca como un suspiro,
parasita la razón.
Así surca la mentira
los huecos de la verdad,
enquistando lo vivido.
Gigantesco el vendaval
del odio que se propaga,
las mentes débiles faja
con lazos sin corazón.
La idea se va pudriendo
y reinando la ignorancia,
va enflaqueciendo la voz
de los que viven de espaldas.
Atajos entre senderos
que acortan la melodía,
que embellece al que camina.
Laberintos sin salida
para recortar los sueños
y trampas como cuchillas
que las ilusiones sajan,
para que reine la ira.
El tiempo se va agotando,
como la vida culmina
en la delirante senda
y se desprenden las vendas,
de los ojos que despiertan.
En el vacío del abismo
se va gestando otra idea
que salve a la que está muerta,
mientras queda en el olvido.
De poliédricos matices,
en los infinitos tonos
en que la verdad se templa.
Con las razones rellenas
de sortilegios que acechan
y en la grisácea penumbra,
las tibias ideas se cuelan
como caricias de seda.
A.L.
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06/11/2019