juanestrada

Las cosas del olvido

Cosas viejas,

inútiles,

olvidadas al fondo de un cajón;

tiradas en un

rincón del lóbrego patio

(donde se borran con la lluvia)

o en el cuarto

empolvado de san Alejo

(devoradas en la penumbra por las ratas y el olvido).

 

Objetos que brillaron

bajo el sol,

que fueron suaves o perfumados,

anhelados o venerados…

cometas rotas que

fueron luz en el cielo de agosto,

aviones y carritos que recorrieron

el vasto mundo

circunscrito por las tapias ocres

y el cielo brumoso del huerto

en casa de mi abuela.

Balones rojos, blancos y negros

que ganaron el mundial

de fútbol en la calle polvorienta.

 

Cosas viejas

de madera o de papel,

de negro  hierro o

de suave felpa

que en su íntima alma

albergan el recuerdo

de los fantasmas que somos.

 

Cosas viejas

que pertenecen

al universo perdido

de la infancia y

que comparten la secreta esencia

del dulce de leche,

del pan de sal

hecho migas en  mi bolsillo

o de la melcocha

embadurnada en mis

manos, en mi boca

y en mi alma atormentada.