Sólo arena, amalgama de frío cemento, eso eres…
Y si desde acá te vemos tan brillante y plateada,
no es gracias a tus estériles contornos;
es porque robas la luz del sol
que aún queda flotando en el espacio
y te vistes de ese oro ajeno...
Mientes una luz que no posees y eres falsa
como los palacios de espejos...
Sólo tienes tu corazón de imán que sigue vivo.
Con él atraes nuestra sangre para pasearte en
nuestros sueños dementes...
Eres la muerte gris y nos cegarás, sin duda,
si alguna imprudente noche
nos dormimos bajo tus fatales arenas...