Vómito de sentidos
La abulia y el desinterés no revelan lo que se puede proclamar con los sentidos. Los sentidos vomitan en oleadas impulsivas, apilan los sentimientos en prosas y versos desorganizados en una loma creciente de sueños incompletos; un amasijo de residuos de palabras atascadas, respuestas a preguntas inexistentes, preguntas al vacío, abrazos herrumbrosos, besos amargamente paralizados, relojes silenciosos de púas lacerantes, miradas nubladas, mejillas de salitre. Tal vez otra estrofa, otro párrafo, en la mezcla sobrante, tímido contrapunto entumecido; testigo verbo declarante, añoradas respuestas a irreflexivas preguntas anheladas, preguntas locas cargadas de locas razones, inagotables abrazos inundados, torrenciales besos, relojes paralizados, miradas brillantes sobre encendidas mejillas.
Asesino de deseos
Quiero asesinar el deseo con estas manos, ahogándome con él en inundadas caricias, arrojarlo en cada abismo encontrado, en cada sima buscada, y dejarme caer cómplice, para, después, sentir su resurrección en el primer escalón que me aleje hacia lo más perecedero. Pretendo imantar cada una de sus partículas adhiriéndolas a todas mis inconsistentes fantasías, tenerlo controlado en su legítima inculpación, acusarlo de planificación y absoluta lealtad; condenarlo a privación de placeres ascéticos, a trabajos forzados perfilando vértices y trazando caminos, a cadena perpetua en la cárcel de tu piel, desterrarlo de las adversas tierras baldías; aplicarle la pena máxima, una y otra vez, con estas manos ejecutoras.