Reflexiones de un mendigo.
Caminando una mañana,
descalzo y sin mucha prisa,
le dije yo así a la brisa:
quiero tener mucha lana.
Y disfrutar con mi hermana,
si así Dios nos lo permite
los placeres de un convite,
y viajar por todo el mundo
huyendo del mal inmundo,
sin volver al escondite.
Yo seguí mi caminata
por un sendero empedrado,
teniendo mucho cuidado,
no pisar la escalinata.
La luna color plata,
ya mostraba su destello,
y sin pensar en aquello
busque refugio en un hueco;
y preguntándole al eco:
¿porque tanto atropello?
El eco me respondió,
me dijo que era un tal pello,
lo imagine sin cabello,
y más ira a mí me dio.
¿Porque tanto fastidio?
Si no tengo indumentaria,
no soy de la raza aria,
y el dinero no me sobra,
siento mucha zozobra,
y morir no importaría.
El eco me respondió:
quiere que yo me ría
¿para qué tanta alegría?
ahora siento más odio.
Vino con eso el tedio,
de pensar cruel situación,
hay que tomar acción,
no tengo ni que comer,
ni agua para beber,
¡no quiero su compasión!
El eco me replico:
¡quiere que sienta pasión!
tamaña la confusión,
este eco es filosófico.
Quiero dormir muy rico,
de sabroso, sin dinero,
esperando llegue enero,
y los once meses más
y no despertar jamás;
morir sin ningún letrero.
Autor: Fabio Bohórquez Rodríguez
Registro No. 10-658-102.
Dirección Nacional de Derechos de Autor.