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La sombra de mis dedos
en el techo se proyecta.
Se ven enormes,
con ganas de irlos dibujando
al seguir su movimiento,
al desplazarse en las paredes.
Como que te buscan y quieren alcanzarte,
suben y bajan por toda la habitación,
diría que tienen vida,
y pensaba te pertenecían.
Sólo son sombras proyectadas
que se mueren al quedarme quieto
y no moverme.
Por un momento,
tu presencia fue mi sombra agigantada
Parecía que todo me cubría,
me sentía resguardado,
protegido, enamorado.
No quería caminar.
Y solo me agitaba,
cuando tu silueta se movía.
Deje de ser, fuiste tú
.
Mi pluma desbordó al dictado de la mente.
emociones sin nombre
recorran mis laberintos
y se plasmaban en versos,
poemas y acrósticos.
Se disfruta el momento,
es un remolino que limpia y purifica.
Los botones en flores se convierten,
como de mañana tan doncella,
te conviertes en el mediodía,
que quema, que apasiona.
El viento de la tarde
enfría la serranía con sus volcanes.
La luz bosteza,
se llena de arrugas sombrías.
La noche abre sus fauces y devora
los rayos atrasados
que se esconden en las nubes altas.
El corazón ya no te siente,
la mirada diurna tan brillante,
que te desvestía y tu alma descubría,
ciega por la oscuridad está.
Permanece quieta
y de vez en vez te parpadea.
Ya no te mira en profundidad.
La noche de la ausencia y del olvido
es la protagonista del momento.
Se duermen los sentidos,
el alma se desprende y flota
y con nostalgia busca
encontrarse con la tuya.
Y es que durante el día,
el bailoteo de la mente ocupada en mil cosas,
nos mantuvo separados.
Acurrucada y calmada entre tanto,
permite, en sueños por lo menos,
imaginar que estás tan cerca. ´
Un suspiro muy profundo,
se apaga la luz y los ojos se cierran
con la esperanza de encontrarte
como imagen en mis sueños.
EL POETA DEL AMOR. 24-03-09.
ATLACOMULCO, MÉXICO.