Y, pesadamente,
me levanto de la cama,
habiendo dormido de las tres
a las ocho de la tarde,
y Elvira me cuenta,
amordazada,
que al amanecer
hace frío allí,
en mi memoria;
y tras desencadenar de la pared
sus manos amoratadas
y hundir en agua helada
mi cabeza y mi sed,
he vislumbrado
entre la nieve
las memorias que quemé,
mientras ella,
profundamente alcoholizada,
vaga desnuda por la casa
y yo escribo en los adentros
de mi psique magullada
\"son lobeznos, hija,
te comerán las entrañas...\"
29/10/19