Sentir la caricia de tus manos
cuando caminan suaves mi delicada piel,
en un suspiro callado me dejo acariciar
contemplo al cielo, lo interrogo.
La lumbrera me mira satisfecha
al divisar como gozo entre tus brazos
que me ciñen tiernos apasionados,
y en un gemido se convierte el beso.
Satisfecha de ser la luz que te ilumina
tú, el astro que irradia calor a mi agonía,
y la transforma en una bella melodía
ser de ti y tú mío es mi mayor regocijo.
Aleamos la noche inmensa a nuestros cuerpos
con el afán de sellar el compromiso
del gran amor que te profeso vida,
y nos guía hacia el perpetuo paraíso.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen del reconocido ilustrador Alan Ayers.