**Tardes de éstio**
Con gran ardor e impaciencia veía
bajar el agua
entre las piedras del río,
el calor del verano
refrescaba su cuerpo
dañado y vació,
el cual se sumergía
con ansias de aliviarlo,
cuando le veía venir
en esas tardes de éstio
y sus ojos no miraban
nada más que a los suyos,
el sol del atardecer
se escondió ruboroso
en aquel hermoso vergel,
que tantas veces fue testigo
de esas ansias de querer,
cuando bajaba con su sonrisa
descalzo y las ganas de
arroparla y darle su abrigo,
preludios de amores
de eterna juventud,
las que vivieron con plenitud,
que nunca más volvieron
y que la corriente entre las piedras
se llevó un día el río,
dejándolos indiferentes
cuajados de frialdad
como dos desconocidos,
oyendo a la corriente
tristemente en un murmullo
en esas tardes de éstio,
al sentir que ya no quieren
ni ella sus abrazos, ni el los suyos...
Elena ©