Por primera vez me encuentro con la pluma en mis manos y el papel en blanco, con un vacío infinito que traspasa mi alma.
Con mi mente vacía y los ojos sellados; contempló el reloj donde pasan las horas, inexorables, no halló el camino de la luz y las risas, del aroma y el canto, no halló el camino que me lleve hasta ella.
Miro el espejo donde se distorsiona la imagen, voy buscando algo que plasmar, buscando la musa que hace tiempo se fue dejando a su paso un inmenso vacío, y el tiempo me niega segundos valiosos dejándome a ciegas por caminos tortuosos, que me sumergen en un mar de temores: Y si no la hallo? Qué haré si no vuelve? Es que acaso se olvidó de mí? Esa condenada musa por dónde andará?
Dios! Es como estar desnuda y con las manos atadas y sin poder caminar.
Cierro los ojos y dentro muy dentro mi, siento el calor que ella dejó. con mis labios resecos y con los pies cansados de tanto buscar... Lejos la miro y corro hacia ella tomando sus manos para que no se vuelva a escapar...