¿Sabría, ella, que en verdad la quise?
O se fué en medio de la nada;
así, perdida, entre la multitud,
sin husmearme el alma
entretejida de quietud.
Sin el punto y la coma,
al no haber probado
el café de mi rincón
y el verso desbordante,
que alentaba su canción.
¿Sabría, ella, que en verdad la quise?
O voló como mariposa nocturna,
pasando inadvertida y taciturna
como pompa de jabón.
Entre un dolor de garganta
y un suspiro melancólico
sin respiro en el vacío,
como ave errante sin estilo,
donde el aire, entre ráfagas,
se la llevó en vilo...
gerd