5.
No te maldigo a ti,
amor mío.
Maldigo a mis ojos por mirarte
y por desearte.
Maldigo a mi mente
porque no me deja olvidarte.
Maldigo a mi cuerpo
por no parar de necesitarte.
Y aunque todo parezca tu culpa, no te maldigo. Porque soy yo
el que no va a parar de amarte.
Nunca, jamás.