La Wiphala se la vuelve a pisotear
después de haber ganado un lugar de honor
se escribe en las paredes consignas indignas y racistas,
“fuera indios de mierda”,
“viva la Biblia y la bandera boliviana”
se defiende valores y colores que representan a la minoría
valores y colores ajenos a la razón e identidad.
La derecha extrema provoca dolor y lágrimas de sal y sangre,
lágrimas incontenibles, amargas y difíciles de olvidar
ahora los salvadores de Bolivia serán el F.M.I.,
qué pena me da y eso me causa una risa helada.
Qué pena que pienses así,
cuando se destruye la Wiphala,
se persigue dirigentes,
se castiga a la gente por ser pobre y diferente,
se traiciona un país que le costó siglos
estar representado por la mayoría.
Que pena que apoyes tendencias racistas y nazis,
en pro de un grupo pequeño que odia su pueblo y su gente.
Qué pena que existas y te despiertes,
creyendo que Bolivia con los Nazis tendrá futuro.
Qué pena que te hayas olvidado de la década nefasta de los setenta,
apoyes indirectamente al dictador anticomunista Hugo Banzer Suárez,
su lujo fue pisotear los derechos humanos,
endeudo al país,
perpetró la corrupción y
legalizó el hambre y la miseria.
Lo paró, lo frenó, lo derrocó una huelga de hambre,
la lucha incansable de los mineros,
y líderes como la activista Domitila Barrios,
quien fue torturada y mancillada,
producto de esa violencia inhumana
pierde a su crio.
Gracias al plan cóndor Banzer:
Alfredo Stroessner, Agusto Pinochet,
Jorge Rafael Videla, João Goulart,
pupilos de la escuela de las américas,
asesinaron a miles de patriotas
y progresistas bolivianos y latinoamericanos,
por haber cometido el delito de soñar en un continente progresista,
libre y soberano,
donde la mayoría tenga mejores días y noches.
Qué pena que apoyes un golpe de Estado innecesario,
donde el ejército y derecha demuestra su decadencia
y sus verdaderas intenciones.
Qué pena que quieran regalar los minerales a EEUU y Europa,
a cambio de migajas y favorcitos,
en vez de utilizarlos a favor del progreso,
desarrollo de Bolivia
y beneficio de la mayoría.
Que pena que te falte sensibilidad humana,
solidaridad humana
una perspectiva humana
de ver a Bolivia y su gente de manera humana.
Qué pena que apoyes aquellos que odian tu país y tu gente…..
Este poema lo escribí inspirado en la lamentable posición racista e indigna,
recreada en el siglo XXI, se defienda a un puñado de sinvergüenzas con ínfulas de poderosos e instintos inhumanos, que se han hayan olvidado la barbarie y corrupción y desorden que sembraron los políticos de derecha por más de 2 siglos
Por Walter Trujillo Moreno, Noviembre 2019