Janette Romero

Habitando el hogar

Recuerda

Recuérdate,

Que no se te olviden las lágrimas que cayeron,

olvidar es esencial cuando el corazón duele.

El corazón sana y fluye el dolor.

 

No, no hay lamentaciones,

no tendría caso abrir la ventana,

cuando ya no se habita ninguna casa,

cuando el hogar sólo está en tí.

 

Pasas, pasarás,

Quizá es más prudente pasarlo,

que alivio ya no tener voz para gritarte,

las noches ya no son largas,

los días son multicolor.

Con distancia veo el monitor apagado.

 

Respuestas,

empeñada en responder,

no hay, no habían,

sólo fluir con interrogantes sin ser respondidas,

hasta que ya no buscas, no quieres y no necesitas.

 

Sí, sigue siendo así,

esperé tanto trenes hasta que llegará el tuyo,

por mí no vas ni a la estación,

con las acciones me queda claro,

con las inacciones me doy por respondida a mis cuestionamientos.

 

Más, más que bien, 

más que nada,

todo va, todo se va,

aunque honestamente te amo,

toco mis cicatrices y las abrazo con compasión,

porque amo saberme rota,

amo mi capacidad de sentir,

todos los días es el momento de habitar el hogar,

habitarme siempre y sin morada externa.

 

Lunas, lunares...

ya no hay aliento para gritar,

ni tiempo de compesación,

tampoco energía para correr tras de ti,

ineludible querer estar,

inaceptable tener que rogar,

cuando quieras habitar en un hogar,

elige sea el tuyo...

y si quieres cohabitar con alguien...

si eliges sea yo... que sea un hogar donde no quieras decorar un día 

y al otro dejarlo en el olvido...

los hogares no funcionan así...