La felicidad es el extremo visible de
la luz que nuestras manos,
a tientas, exploran.
Sin derecho a combustión.
Sin espacio para el despliegue de un iglú.
Surcar el firmamento de un puñado de
estrellas en dispersión, con la orientación
vital de nuestras mentes.
Con el sigilo aprendido, con el persistente freno.
Y la rebeldía de un sueño .
.
C.D.
Lima, Perú