Margarita García Alonso

A la sombra

En el laberinto de mi cráneo,

las paredes azulísimas,

traslúcidas confunden

el piso granulado

con las nubes

de enterísima blancura.

 

No percibo puertas

pero escucho pasos,

llaman desde el muro,

a un paso de la esquina.

 

Todo es tan real,

la niña tiene mi rostro,

se ha precipitado pues sabe

que no se salva.

 

Estoy en el pasillo de caracol,

no ha sido fortuito

nada he movido

no he cambiado a nadie.

 

Todos somos una invención

escrupulosamente desequilibrada

ante científicos.

 

Del Cuaderno de la herborista, Editions Hoy no he visto el paraíso, 2012