doña martha me mira
con las piernas abiertas
suspira y suspira
mientras ve mi bragueta.
de reojo ve a su marido
un tipo alto, distinguido
¿que buscarà
que con èl no haya tenido?
y conmigo encontrarà
una sonrisa de oido a oido.
si fuera otra la ocasiòn
no un lugar tan concurrido
que aunque su marido ha bebido
me las doy de santurròn.
se sienta junto a mi en la mesa
y entre plàticas y brindis
bajo el mantel, me baja la bragueta
y juega tiernamente con èl,
con un dedo mio que tiene una bendeta.
poco a poco se marchan todos
quedan solo los borachos y sus señoras
que me aceptan gustosas un clic de ojos
con paquete todo incluido que las vuelve soñadoras.
cualquier parecido a la realidad
es mera ficciòn,
aunque ahora traigo una aflicciòn
pues al marido de doña Martha, me espera hoy a cenar.
si ocurre algo luego les platico
aunque es mejor cerrar el pico.
en boca cerrada
no entran moscas
y de intimidades no contadas
traigo a las mujeres locas.