Hoy alguien me dijo:
“El mejor amor es el que vive callado,
Esperando al ser amado”
¡Es muy cierta esa verdad!,
Ese es mi amor por ti,
Pues si tú lo pides,
Callada espero,
Aunque por dentro me desespero
Y de dolor muero;
Y, ¡Qué ironía!
Si primero creí odiarte,
¡Y mírame!, con locura llegué ha amarte,
¡Te lo juro! no quería,
Quise arrancarte del pecho,
¡De mis venas, de mi alma!,
Pero no encontraba calma,
Tenía miedo de ti.
¿No sé ni por qué te cuento esto?,
¿Quién lo diría?
Te vi tan creído,
Orgulloso, engreído,
Vanidoso y presumido,
Te creías el mejor de todos,
¡Pero te amé de todos modos!,
Por tu forma de pensar,
Tu carácter, tu comprensión,
Tus ideas, ¡tu gran corazón!;
Mi corazón es honesto,
No quería ni mirarte,
Tenía miedo de amarte,
Pero creo que ya te quería,
Y a eso, ¡Yo le temía!,
A tus besos, tus caricias
Tu ternura, tu pasión,
A llegar así ha adorarte
¡Qué ironía del corazón!,
Amarte así, hasta perder la razón.