Es tu pasión ardiente
mi gran locura,
trae llama florida
que quita angustias.
Su calor incendiario
quema mi entraña,
con el fuego bendito
que amor ensancha.
Tu mi vida conviertes
en armonía,
con tu clara mirada
y tu sonrisa.
Tu figura graciosa
ternura emana,
que alumbra mi futuro
con esperanza.
De tu voz se desprende
un regio arpegio,
cuando dices: ¡te adoro!
con tierno acento.
Cuando siento tu beso
cada mañana,
de perfume se llena
toda mi estancia.
Es delirio perenne
siempre adorarte,
y ser de tus antojos
el fiel garante.
En tus ojos serenos
mis sueños vuelan,
embriagados de luces
entre tus cejas.
Todas mis ilusiones
tu las despiertas,
eres mi bella aurora
con luz profética.
Por eso vida mía
sin ti no existo,
eres la fresca savia
por la cual vivo.
¡Eres de mi existencia
su primavera,
y serás de sus días
su Alfa y su Omega!
Autor: Aníbal Rodríguez