Luz de sus mañanas.
Insistentemente te quedaste pegada a sus entrañas, ojos pequeños, cara rosada.
Tan preguntona como ninguna otra.
Gosas de buena memoria y son tus dedos aun pequeños su debilidad.
Como se atreven a querer quitarte de su lado?
Ignorantes, presuntuosos.
Estan muy equivocados, todos ellos!
Tu eres luz y ni las leyes de los hombres tienen el poder para separarte de sus ojos. Eres su vida, dulce niña.