Y allí me desterró con suma alevosía, el enfado que desorbitó la intensa ironía, por el agujero cayó y cayó, en el fondo se desplomó. Allí donde el fuego funde las almas, donde se respira el humo de las zarzas, donde toda oscuridad cuando ya te has dado por vencida viene y te atrapa, sólo las llamas te destapan despojándote de la ropa, dejando al descubierto las heridas, quemando el alma rota, cual se identifica como suicida...
Arde la piel quemando el corazón donde arden los sentimientos, se reducen a cenizas, se las llevará el viento con sus brisas, se apagará el lamento, ya no habrá sonrisas ni minutos de algún momento, ya no tengo prisa se acabaron las horas de tormentos...
Gritos alados flotan en el ambiente cargado, alaridos fuertes que suenan desafinados, melodía descarrilada, así acaban pesadillas bajo mi almohada...
Nada es lo que queda, desierto de carbón sin playa de arena, resurgiré de mis cenizas como el fénix, volviendo a buscar ser feliz, callaré lo que nunca te pude decir, me perderé entre la neblina, no te perdonaré el puñal que clavaste sin temblina...