Cuando la verdad se enturbia
por la confusión de la desidia,
cuando la pereza invade bocas
deseosa del breval del néctar,
cuando la malicia de presencias
viejas sombrean abrazos,
es ahí que irgue el clamor
del beso del alma y del fuego.
Cuando las fatigas violentan
sonrisas bien frescas y
la desventura de noticias añejas
enredan las trenzas de grandes noblezas,
tu mirada entera, profunda y
sin niebla me mira el alma y
encuentra en ella toda
la ternura que tu pecho anhela.
Es que desde el lugar mundano
de errantes tinieblas,
surgen los fantasmas de locas quimeras,
de noches oscuras, de insomnios,
de condenas, de estúpidas penas,
de antiguas siluetas que a nadie
acompañan en ninguna vuelta.
Son solo tus brazos, los de la certeza
de la limpia cordura que
mi mente apela al saber que
la vida sin ti no vale la pena.
A.B.A 2017 ©